Catalogada como la “desconocida hermana de Machu Picchu” por las similitudes estructurales de su formidable arquitectura, la compleja geografía andino- amazónica en la que ambas se ubican y el enigma sobre su construcción, Choquequirao genera un irresistible interés en conocer de cerca esta magnífica edificación inca.
Por ello, la prestigiosa revista internacional National Geographic destaca en un artículo titulado “Choquequirao, la ciudad inca escondida cerca de Machu Picchu”, cinco aspectos que deben conocerse sobre esta evidencia del avanzado conocimiento en ingeniería y arquitectura que poseían los incas.
El último refugio inca
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National Geographic afirma que una de las mayores incógnitas que rodea Choquequirao es el hecho de que consiguiera permanecer oculta durante la época de la conquista española del Imperio Inca.
“Sea como fuere, los incas de la dinastía Manco consiguieron que los españoles nunca tuvieran constancia de la ubicación de la gran obra de los sucesores de los incas Pachacútec, Túpac Inca Yupanqui y Huayna Cápac, cuando estos tomaron control de Cusco”, manifiesta.
Por ello, los incas pudieron refugiarse en este sitio a partir del año 1535, que pasó a ser conocido como la última resistencia del imperio al colonialismo español, uno de los principales (y últimos) centros religiosos incas cuyo legado se ha mantenido intacto desde entonces, agrega.
“Choquequirao fue abandonado hacia finales del siglo XVI y no se redescubrió hasta varios siglos más tarde, a través de arqueólogos y exploradores que visitaron el lugar, como Juan Arias Díaz Topete en el año 1710, Antonio Raimondi, Eugene de Sartiges y José Benigno Samanez durante el siglo XIX, o Hiram Bingham en 1908”, indica la publicación internacional.
Un 70% está por descubrir
Inicialmente el sitio no llamó especialmente la atención de las autoridades arqueológicas, pero a partir de 1987 y hasta 2001 se empezaron a realizar estudios dedicados a su puesta en valor, así como obras de restauración y conservación.
“Es entonces cuando se descubrió que el tamaño de este emplazamiento arqueológico era muy superior a lo que se había pensado, ya que tan solo un 30% de su extensión estaba desenterrada. Se trataba, entonces, de una ciudad colosal que podría esconder construcciones muy diversas y, por tanto, podría haber cumplido más funciones de las que se creía”, refiere National Geographic.
Además de ser un centro religioso y político, en su territorio se han localizado vastas áreas dedicadas al cultivo y almacenaje de la cosecha, así como otros alimentos entre los que se podía encontrar granos y tubérculos andinos o carne.
Importante puesto de control
Choquequirao limita con varias regiones, probablemente para facilitar distintos asuntos prácticos de la vida de su sociedad como obtener una mayor diversidad de paisajes y cultivos, el intercambio de bienes y alimento con otras localidades, una mejora en la comunicación interregional o limitar el acceso a la región de Vilcabamba que conecta con la selva amazónica de Cusco, explica la revista.
“Esta ubicación estratégica y sus dimensiones indican que este lugar pudo haber sido un importante centro de control y de operaciones administrativas, económicas, políticas o sociales. Además, se construyó en base al patrón de la misma capital del Imperio, que incluía multitud de lugares de culto, residencias reales, como también viviendas y zonas de trabajo artesanal y agrícola”, asevera.
La zona ceremonial mide 700 metros de largo y debido a la ubicación montañosa del enclave existe un desnivel de unos 65 metros entre un extremo y el otro, donde se encuentra la plaza principal, detalla.
Similitudes con Machu Picchu y alguna gran diferencia
“Precisamente el tipo de emplazamiento y arquitectura hacen una clara referencia a Machu Picchu, ciudad previamente creada bajo la directriz del Inca Pachacútec. Ambas tenían un tamaño similar y cumplían funciones religiosas, administrativas y agrícolas”, sostiene National Geographic.
Sin embargo, los arqueólogos ignoraron la importancia de Choquequirao durante mucho más tiempo, un hecho que ha protegido la zona del turismo y la ha mantenido en mejor estado de conservación. Incluso hoy en día, los pueblos próximos al sitio arqueológico, como Cachora, permanecen auténticos y exentos de la comercialización, a diferencia de Aguas Calientes, el pueblo más cercano a Machu Picchu.
“Las autoridades peruanas están trabajando en una forma de controlar el crecimiento de su popularidad y la consecuente ola de turismo que la restauración del sitio puede empezar a atraer. Por ahora, en Cachora todavía puedes hacerte una idea de cómo habría sido la vida allí mismo mucho tiempo atrás”, destaca la publicación de alcance mundial.
Una caminata épica
El difícil acceso a Choquequirao es, desde luego, otro de los motivos de su desconocimiento. No hay ningún medio de transporte que lleve hasta el sitio arqueológico, por lo que la única forma de llegar es recorrer complejos caminos montañosos, ya sea caminando o a caballo.
“Estas largas caminatas pueden durar 3 o 4 días, y requieren de una buena forma física pues el sitio está ubicado a una altura de 3,033 metros sobre el nivel del mar. Desde Cachora, el pueblo más próximo al recinto, se calcula que todavía quedan más de 30 kilómetros por recorrer hasta llegar a la ciudad inca”, concluye National Geographic.