Las anacondas, colosos reptiles envueltos en el manto del misterio amazónico, despiertan fascinación y temor en igual medida. Protagonistas de leyendas y relatos, estas serpientes gigantes del género Eunectes se erigen como símbolos de la exuberante biodiversidad de Sudamérica. En la selva peruana, hay varias especies de anacondas (boas constrictoras), pero solo una de ellas, la anaconda verde, supera los 5 metros de longitud.
La cuenca del río Amazonas es hábitat de un gran número de vida silvestre, en donde también podemos encontrar a la majestuosa anaconda verde, una de las serpientes más grandes del mundo quien rara vez llega a superar los diez metros de largo.
Esta especie se caracteriza por evitar lugares ruidosos, prefiriendo lagunas en forma de herradura como el Tres Chimbadas, el Coco-Cocha y las orillas del río Tambopata, que son el hábitat perfecto para avistarlas. Rara vez la encontrarás acechando cerca de la ciudad.
Enlazadas por el linaje de la familia Boidae, junto a sus ilustres parientes como la boa constrictora y la boa arco iris, las anacondas imponen su presencia en los dominios semi acuáticos de ríos, pantanos y marismas. Es en estos hábitats donde tejen su leyenda, cautivando la imaginación de aquellos que se aventuran en los rincones del mundo natural.
Su dominio se extiende por las vastas llanuras tropicales de Sudamérica, desde las profundidades del río Amazonas en Brasil hasta los fértiles pastizales de los Llanos en Venezuela, pasando por la cuenca del Orinoco en el este de Colombia. Sin embargo, su presencia no se limita a estos confines, pues también se avista en tierras ecuatorianas, paraguayas, bolivianas, argentinas, guyanesas, peruanas, surinamesas y hasta en las islas de Trinidad y Tobago.
En el vasto escenario de la naturaleza, las anacondas verdes se alzan como colosos indiscutibles, señores del peso y la majestuosidad. De acuerdo al Museo de Historia Natural del Reino Unido, la más imponente entre ellas ha sido registrada con una descomunal masa de 227 kilogramos, cifra que desafía los límites de lo imaginable. Con sus 8,43 metros de largo y una envergadura de 1,11 metros, estas criaturas imponen su supremacía en el reino animal.
Aunque otras especies, como la pitón reticulada, puedan ostentar mayores dimensiones en longitud, ninguna rivaliza con la imponente masa corporal de la anaconda verde. Su reputación de depredador implacable se sostiene en su letal técnica de estrangulamiento, desprovista de veneno pero no menos letal. Con una mordedura que hiere y un cuerpo capaz de envolver a sus presas, la anaconda ejerce su dominio en un abanico de hábitats, desde las profundidades acuáticas hasta los confines de la selva.
Su dieta, una variada sinfonía de vertebrados acuáticos y terrestres, revela su posición como soberana de la cadena alimentaria. Peces, reptiles, anfibios, aves y mamíferos, todos caen bajo su implacable abrazo, alimentando el mito y la leyenda que envuelven a estas majestuosas serpientes.