Una nueva investigación estimó que la incidencia (casos nuevos) de sobrepeso en niños peruanos fue de 8 de cada 100 niños y la de obesidad fue de 2 de cada 100, por cada año de seguimiento que duró el estudio. Estas condiciones médicas se caracterizan por la acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo y puede ser perjudicial para la salud a corto, mediano y largo plazo, pues se relaciona a cambios en el perfil metabólico, así como al desarrollo de otras enfermedades.
El mismo estudio, publicado en la revista Pediatric Obesity, también identificó cinco factores de riesgo específicos que conllevan al desarrollo de obesidad.
“Construir y analizar una base de datos sobre los factores riesgos que conllevan a sobrepeso y obesidad en niños es importante para elaborar una intervención entorno a ellos y tomar mejores decisiones en salud pública”, afirma Antonio Bernabé-Ortiz, docente investigador de la Universidad Científica del Sur y uno de los autores del estudio.
Los investigadores analizaron la data de niños peruanos de la cohorte “Niños del Milenio”, que es un estudio realizado a casi 12 000 niños de Perú, Etiopía, India y Vietnam en el que se monitorea su vida y la de su entorno familiar a lo largo de 15 años. La muestra seleccionada para la investigación incluyó solo el grupo de 2052 niños peruanos que empezaron a monitorearse cuando tenían entre 6 a 18 meses.
Entre los datos que brinda la cohorte se encuentran las características de la madre, como el índice de masa corporal (IMC); las características del niño, como el tipo de parto que tuvo; y los hábitos alimenticios de la familia, como el consumo de productos ultra procesados y azucarados.
¿Cuáles fueron los factores de riesgo identificados?
En el estudio se determinaron cinco factores de riesgo asociados al sobrepeso y la obesidad infantil que tienen relación con el nicho familiar y el estilo de vida del niño. Estos fueron los siguientes:
- Nacimiento por cesárea:
El parto por cesárea aparentemente es un factor de riesgo porque altera la flora adquirida por el niño al momento de nacer. Los partos por cesárea se realizan normalmente en forma aséptica, es decir, el niño no entra en contacto con los microorganismos de la madre y, por lo tanto, la composición de su flora intestinal es diferente a la de los nacidos por parto vaginal. En cambio, durante el parto vaginal, los recién nacidos adquieren una mayor cantidad de Lactobacillus y de Bacteroides, que son bacterias benéficas presentes en la madre.
- Niveles de actividad física:
La actividad física es un factor que puede romper con el círculo vicioso de la obesidad, ya que el estudio demuestra que un tercio de los casos de obesidad podrían reducirse si se alcanzaran niveles adecuados de actividad física. El ejercicio es una forma de activar los procesos vitales de nuestro organismo y mejorar significativamente el funcionamiento de varios órganos y sistemas del cuerpo. La falta de actividad física puede ralentizar la asimilación de alimentos y con ello aumentar la acumulación de grasa en el cuerpo.
- Consumo de bebidas azucaradas:
La ingesta de bebidas azucaradas dentro de la dieta es un factor de riesgo que puede evitarse, el estudio demuestra que entre el 25% y 30 % de los casos de obesidad infantil podrían prevenirse con una dieta baja en azúcares y productos ultra procesados similares.
- Consumo de snacks salados:
Al igual que el consumo de bebidas azucaradas, la ingesta diaria o frecuente de snacks salados es un factor de riesgo que puede prevenirse. Además, ambos factores están muy relacionados con las costumbres y conductas de la familia del niño, ya que lo más probable es que no solo el niño consuma este tipo de alimentos, sino que su entorno más cercano también lo haga. Ambos productos suelen ser fabricados de manera industrial, con altos niveles de azúcares, sodio y grasas saturadas.
- Índice de masa corporal de la madre
Las condiciones en la vida y el entorno del niño que lo impulsan al aumento de peso, y por tanto al sobrepeso y la obesidad tanto individual como colectivamente (nicho obesogénico) es un factor importante. La investigación muestra una fuerte asociación entre la obesidad de la madre al inicio del estudio, establecida por el índice de masa corporal superior a 30 kg/m2, y el riesgo de desarrollar obesidad infantil. Asimismo, la obesidad de la madre durante la infancia del niño puede estar ligada probablemente a hábitos, alimenticios o de actividad física, que aumentan el riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad en los niños.
¿Qué consecuencias tiene la obesidad en niños?
De acuerdo con Antonio Bernabé-Ortiz, médico especialista en enfermedades crónicas no transmisibles, la obesidad durante la infancia aumenta la posibilidad de obesidad en la adultez debido a los patrones de conducta adquiridos durante la etapa de desarrollo.
Por otro lado, el investigador comenta que la obesidad en niños incrementa el riesgo de diversas condiciones médicas anormales como la presión arterial elevada o los niveles de colesterol y glucosa altos. Estos niveles, aunque elevados comparados con su contraparte saludable, pueden no ser patológicos durante la niñez, pero deben ser evaluados y tratados apropiadamente si lo son para no sufrir complicaciones médicas en la adultez.
“Cuando alguien es obeso desde niño y ha tenido casi siempre niveles de colesterol y triglicéridos elevados, el metabolismo de las grasas no es el apropiado por lo que el exceso de grasa se empieza a almacenar en el hígado, afectando las funciones normales del órgano”, explica Bernabé-Ortiz.
Asimismo, el científico señala que se ha identificado diversas enfermedades crónicas asociadas a la obesidad que antes aparecían en una edad avanzada. Entre estas enfermedades se encuentran la diabetes, hipercolesterolemia y otras dislipidemias, así como ciertos tipos de cáncer.
¿Qué medidas deberían tomar las autoridades frente a la incidencia de obesidad en niños?
En primer lugar, el experto menciona que los hábitos alimenticios y de actividad física dentro de una familia son factores determinantes para el riesgo de obesidad. Por ello, incentivar el ejercicio y la alimentación saludable siempre será un buen comienzo para prevenir no solo la obesidad sino otras enfermedades como las cardíacas y algunos tipos de cáncer.
“Lo recomendable, como política pública, es garantizar lugares seguros donde la gente pueda hacer deporte, así como promover una dieta saludable baja en azúcar, ya que el excedente de azúcar en el organismo puede causar daños en la salud. Es importante resaltar que no está prohibido consumir azúcar o snacks, sino que estos no deben significar la mayor parte de la dieta”, comenta.
El médico indica también que el nacimiento por cesárea es un factor sobre el que pueden intervenir las políticas públicas. “En las clínicas privadas, los partos son en su mayoría por cesárea debido al ingreso económico que significa para estas. Esta situación no suele presentarse en los hospitales públicos donde los partos por cesárea suceden en situaciones de complicaciones médicas para la madre o el niño”, añade.
“Como decisor de política pública hay que atender el problema de la incidencia de cesáreas en el sistema privado de salud, ya que, si hipotéticamente no hubiera cesáreas, en un escenario muy optimista, la incidencia de obesidad infantil se reduciría en un 11%”, explica Bernabé-Ortiz.
En esta investigación también participaron Daniel Mendoza-Quispe, epidemiólogo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y Michelle Jiménez, María Elena Ugaz y Carlos Rojas-Dávila, miembros de Unicef Perú.